sábado, 23 de enero de 2010

Tardes improvisadas


Una de esas tardes improvisadas. Adoro las tardes improvisadas. Preparamos uno de nuestras desastrosas fiestas de cumpleaños. Adoro nuestras desastrosas fiestas de cumpleaños. Simplemente unas vendas en los ojos, chocolate, muchas galletas y la cuidad para nosotros, pero nos bastaba con ese rincón a la sombra de un árbol y con el césped a nuestros pies. Nos bastabamos nosotros. Todos nosotros. No necesitamos el móvil, el cine, tiendas abarrotadas, drogas, una discoteca, alcohol, un centro comercial, una consola. Por eso me encanta nuestro "grupo". Nos sentamos y jugamos a los juegos más absurdos e infantiles, que nadie del instituto se habría "atrevido" a jugar. Nosotros teníamos algo que nadie más tenía. Realmente tenemos mucha suerte.

Pero ahora...

¿No os dais cuenta de lo que valemos todos juntos?

¿Es que soy la única que lo echa de menos?

Y es que quizás sean pequeños problemas que se juntan... Y ésto empieza a ser un poco insoportable...

Creo que a veces la gente se empeña demasiado en hacer dramas en su vida.

Tengo ganas de tener ganas de saltar, reir, salir, de inventarme cientos de planes, de levantarme y decir ¡hoy es el día!





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