miércoles, 6 de julio de 2011

Velas


Tal vez sean las fotografías, la habitación de las herramientas de donde te obligué a rescatar una máquina de escribir sin tinta, tal vez sea la radio que te regalamos o el botón que no lograbas pulsar. La vela que ha sobrado en nuestra tarta de cumpleaños. Tal vez tenía mejores palabras pensadas, pero lo malo de escribir estas cosas es que las palabras lo convierten en algo demasiado real.

sábado, 16 de abril de 2011

Malavares

Ir a pasear a mi perro y encontrarme un grupo de amigos haciendo malabares, en el paso de peatones. Se está a punto de acabar el tiempo del semáforo y pasean ante las miradas de los conductores que intentan pasar lo más desapercibidos posible. Y cada vez me muero de ganas de acercarme y decirles lo muchísimo que los admiro. Tal vez parecerá una tontería, pero me parece que si hubiera más gente que hiciera cosas así, a demás de más gente que lo apreciara, el mundo sería un poquito mejor, sin embargo nosotros pasamos sin más ante esas personas que nos están regalando un poquito de ellos mismos, de sus días, horas, minutos, segundos de esfuerzo ensayos o tal vez sólo de risas con sus amigos, pero sobretodo que nos están regalando arte, de un arte muy diferente al que se ve en los mejores museos.

A veces me gustaría saber hacer malabares sólo para actuar en medio de la calle con un sombrerito en el suelo. A veces me gustaría arreglar la cuerda que se le rompió a mi guitarra y volver a tocar sólo para cantar una canción con mis amigos en cualquier parque.

Tumbarse en el césped, subir tejados, saltar, planear viajes, la emoción de empezar un viaje, la sensación al recordarlos, irse a dormir tras un día que sin duda debe haber tenido más de 24 horas, esperar aviones, niños de seis años que los saludan al pasar, fotos viejas, un grupo de música nuevo, carreras girando colina abajo...




Estas vacaciones me he propuesto aprender a hacer malabares, creo que tengo unas bolas en el antiguo cajón de los juguetes de la autocaravana :)


lunes, 31 de enero de 2011

Intento de explicación

Hay algo que siempre me paro a pensar cuando quiero que llegue un momento que está planeado, que sé seguro, o casi seguro que va a llegar. Pienso en este mismo instante, justo éste, cuando estoy escribiendo y me pregunto por qué ahora estoy en este momento y no en el que quiero que llegue, porque al fin y al cavo dentro de un tiempo estaré en ese instante, sentiré que es ahora y que ahora ya ha pasado. Pero este instante es tan real...

jueves, 20 de enero de 2011

Otoño y Australia


Nuestras ciudades se llamaban Otoño y Australia. Las creamos en una hora libre entre clases, con la arena del ciclo formativo de jardinería.

Otoño tenía una casa enorme circular, donde vivían todos sus habitantes. La planta baja estaba un poco por debajo del nivel del suelo, para aislarlo del característico calor de su clima y entrabas por un gran pasadizo. Sus ventanas eran circulares y contaba con numerosos pisos. En lo alto de la casa había una escultura con forma de hoja. También había un establo con caballos y un huerto enorme.

Australia también contaba con una casa circular para todos y un establo, pero este estaba cubierto. Habían placas solares, pero los habitantes de Otoño sabían que únicamente era para disimular la enorme central nuclear que estaban a punto de construir.

Australia y Otoño crecieron en cuestión de minutos a nuestro deseo, mientras discutíamos sobre las ventajas y desventajas de cada una de las ciudades, pero nosotros estábamos seguros de que en el pequeño mundo de los australianos y otoñenses habían pasado siglos, o de eso nos intentamos convencer cuando nos obligaron a destruirlo y dejar todo donde estaba.

¿En qué estaríamos pensando? Debió ser un lapsus a la infancia, tal vez dejamos de preocuparnos en procurar ser maduros, en que el viento despeinara nuestro flequillo o qué dirían de nosotros en el instituto, durante unos minutos. Tal vez todos deberíamos tener esos lapsus de vez en cuando. Es realmente agradable.