sábado, 23 de enero de 2010

Páginas en blanco

Quería llenar páginas y páginas con lo que sentía. Quería hablar de ti continuamente, gritarle al mundo entero nuestra historia, volver a contar cuando tú te subiste a aquel tejado y a los pocos días no pude más y exploté contando lo mucho que te quería con cuidado para que no me rompieras el corazón. Quería guardarme todo para mi por precaución, como siempre había hecho antes. Pero fuiste diferente y al fin aquello estalló en caricias, abrazos, besos, mensajes, tardes, regresos a casa. Y entonces no podía anotar absolutamente nada en mi diario, seguro que no me convencería nada de lo que escribiera, las películas y series no eran nada en comparación con mi vida. Me encantaba saber que estabas ahí y que me recordaras lo mucho que me querías. Seguramente fui la persona mas patosa en el mundo en lo que al amor respecta, quizás nunca supe como actuar exactamente pero no me importaba en absoluto. Eras tú, simplemente tú y era yo, simplemente yo.


Y me preguntaba como aún no habías enamorado al mundo entero. Y así es como finalmente dejé una página en blanco completamente para ti, con la fecha y una sonrisa dibujada, y un mapa de Venecia escondido en las tapas de mi diario. Tu también dijiste que te lo guardarías. Tú hiciste una foto de aquella plaza, querías que tuviéramos un recuerdo. Y yo que siempre me había protegido tanto, al fin cerré los ojos y confiaba como jamás había confiado. Ahora miro esa página en blanco. Es perfecta. ¿Perfecta? Debo de ser idiota, con todo lo que estoy pasando, ¿por qué no puedo evitar recordar una y otra vez todo aquello? Y ya ni me duele, durante unos instantes recuerdo lo que sentía y luego todo vuelve al mundo real, ahí si que duele, y mucho, pero vuelvo a recordarlo todo una y otra vez.


Si, definitivamente soy idiota. “Si quieres hablar con él habla, pero ni se te ocurra hacer nada que te haga estar peor...”. Y reprimo todo en trozos de papel escondidos por mi habitación. ¿Es trampa recordar los buenos momentos cuando ya no pueden serlos y tu ya no piensas en mi así? ¿Es trampa sorprenderme a mi misma alegrándome de tener las manos frías como siempre, pensando que vendrías a envolverme entre tus manos y tu pañuelo? ¿Es trampa echarte de menos en clase aunque ni siquiera pueda saludarte? ¿Es trampa buscar tu nombre en cada conversación? ¿Es trampa querer saber como te va todo furtivamente? ¿Es trampa querer una mejor explicación? ¿Y si ya no se ni lo que pienso? ¿Y si cada día, cada momento pienso una cosa? ¿Y si te culpo y al instante siguiente te entiendo? ¿Y si quiero ser tu amiga en inmediatamente después te echo de menos? ¿Cuánto tiempo va a durar esta situación? ¿A qué estamos esperando? Odio reprimirme las cosas, estar tan perdida, preguntarme si seré una más, no ser capaz de retomar el libro que me recomendaste, dedicarte tantísimas páginas, pero sobretodo odio quedarme de brazos cruzados, sentirme tan inútil.


Y me pregunto como podemos dedicarnos miradas tan amargas cuando aún recuerdo las sonrisasme encanta que sonrías. ¡Vamos! ¡Sonríe, por favor!”, ¡maldita sea! ¡Ojalá pudiera hacerte caso en estos momentos! ¿Qué es lo que ha quedado ahora? No fue una despedida digna. ¿No íbamos a ser amigos?


Y yo te creí en todo momento.


Ahora ya no se lo que pensar...




No hay comentarios:

Publicar un comentario